sábado, 10 de noviembre de 2007

Amos Oz

26/10/2007 ENTREVISTA CON AMOS OZ ESCRITOR|RECIBE HOY EL PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS

"Es difícil odiar a un pueblo si lees a sus autores"

EL MEJOR ESCRITOR ISRAELÍ JERUSALÉN (1939) HA ESCRITO 'CONTRA EL FANATISMO', 'MI QUERIDO MIJAEL' Y 'UNA HISTORIA DE AMOR Y OSCURIDAD' OVIEDO
Los Premios Príncipe de Asturias se entregan hoy. El escritor israelí Amos Oz será distinguido esta noche en el Teatro Campoamor de Oviedo, por donde también desfilarán Al Gore (Premio de Cooperación Internacional), los biólogos Peter Lawrence y Ginés Morata (Investigación Científica), el expiloto de F-1 Michael Schumacher (Deportes), los responsables de las revistas Nature y

Sus palabras reflejan una cierta dualidad. La suya es una vida dividida entre una parte literaria, en la que invierte las mañanas desde que se levanta a las cinco en el desierto del Neguev hasta que echa una siesta; y una parte política, pública, el resto del día, que dedica a escribir "artículos diciendo al Gobierno que se vaya al infierno". Amos Oz, nacido en Jerusalén hace 68 años, también es dual en el sentimiento por su país, Israel, por el que asegura sentir "una combinación de amor e ira", y su idea del futuro, entre la esperanza de alcanzar la paz y el escepticismo sobre el fin del fanatismo.

--¿Qué supone para usted compartir el escenario del Teatro Campoamor con víctimas del Holocausto?
--Recibir el Príncipe de Asturias es un tremendo honor por el amor que profeso a la literatura española y a Latinoamérica. Y es un honor mayor el compartir el escenario con el Yad Vashem, porque se trata del recuerdo, de recordar. Escribir literatura es también recordar.

--En España se hace revisión de la historia. ¿Todos los pueblos deben hacer memoria?
--Es crucial poder mirar al pasado directamente a los ojos, pero hay que tener cuidado de no quedar hipnotizado por el pasado. Hay que mirar atrás para poder olvidarlo, y luego recordar que se ha olvidado.

--¿Es posible la reconciliación entre árabes e israelís?
--Sí, es posible siempre que no se base en el olvido total. La reconciliación tiene mala reputación, sobre todo entre los idealistas, que creen que el compromiso es incoherente. Pero yo creo que el compromiso es vida, y lo contrario de la vida es el fanatismo. Y se lo digo yo, que sé algo sobre el compromiso... ¡Llevo casado 47 años con la misma mujer!

--Ha escrito usted mucho contra el fanatismo. ¿Confía en una cura?
--Me temo que no. Es como un gen malo del ser humano. Se puede contener, pero no se puede eliminar. El fanatismo existe no solo en la religión o en la sociedad, sino también en el seno de la familia.

--¿Cuál sería su solución para Oriente Próximo?
--La solución es retomar el compromiso histórico entre palestinos e israelís. Los palestinos reclaman su derecho sobre la tierra, y tienen razón. Los judíos israelís, también. La solución es dividir la tierra en dos naciones: Israel y Palestina, y que convivan en paz. Si me pregunta en cuánto tiempo, lo desconozco. Pero no existe otra alternativa.

--¿Qué papel desempeña Europa?
--Europa se equivoca al adoptar una postura de institutriz victoriana, apuntándonos con el dedo índice. Debería ayudar a palestinos e israelíes a superar miedos e inseguridades, y a trabajar para solucionar el conflicto.

--¿Y Estados Unidos?
--Ha cometido muchos errores. Uno colosal ha sido la invasión de Irak. Es imposible imponer una democracia con pistolas.

--Daniel Barenboim y Edward Said, también premiados, lucharon por la paz a través de la música. ¿Sirve la literatura como arma?
--La literatura es un vehículo maravilloso para mejorar la comunicación. Es difícil odiar a un pueblo si se ha leído a sus autores.

--"La novela que uno tiene en la cabeza es mucho mejor que la que acaba haciendo", ha dicho usted.
--¡Es la historia de mi vida! Cada novela contiene tres novelas: una, la que he leído; otra, la que he escrito; y la tercera, la que hubiese escrito si fuera bueno.

--¿Qué conoce y qué le gusta de la literatura española?
--Me he jurado que no daría nombres... He leído siempre traducciones, y siento la literatura española cerca de mi corazón. Es apasionada, visceral y cálida.

--¿Qué le halaga más que distingan, su trayectoria literaria o su compromiso político?
--Es difícil responder. Cada vez que recibo un premio siento cierta humildad y, a la vez, gratitud. En mi fuero interno creo que otorgar un premio a la literatura es curioso, porque es premiar algo que habría hecho de todas formas. Si hubiese tenido que pagar una multa o un castigo, lo habría hecho igual.

--Imparte clases en la universidad. ¿Tiene usted esperanza en las generaciones futuras?
--Me gusta la enseñanza, es como una experiencia erótica. El contacto con los jóvenes es una experiencia, es la vida.

--¿De qué hablará en su discurso en Oviedo?
--Abordaré dos temas: por qué hay que leer las novelas y qué se puede hacer en Oriente Próximo.

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